Y me piden algo moderno,
multimedia si es posible

La fecha apremia, queda poco tiempo. Con la cerveza en mano todo parecía fácil, un vídeo clip abstracto, ningún problema, una animación Flash, mejor aún, o ambos juntos, integrados el uno con el otro, fantástico, y todos los sonidos, la batería transformada con el Cool Edit, unas pistas de Cubase y mi viejo Korg encima, simplemente la bomba… Pero quedan unos pocos días, la batería desmontada, lista para el transporte a conciertos, cámara de vídeo no tengo, aprender flash cuesta un huevo… y encima multimedia!

Vale, multi se reduce a dos que es más que uno, el problema son las medias ¿Cuáles? “La cocina es único arte directamente palpable” ¿A qué viene esto ahora? Hostia, es la solución: Música para una comida. ¡Ay viejo Händel con tus fuegos artificiales! ¡Y la sobremesa de Georg Philipp! Una comida y su música, creadas ambas por el mismo artista, eso es la idea.

Sin embargo ¿qué tipo? Una cosa corta, no se puede con una cena entera que llenaría dos CDs enteras ¡y me piden una pieza sola! Un plato sencillo, que todo el personal pueda elaborar ¿serrano quizás? ¿Una improvisación sobre el terreno? ¿Una variación despiadada? ¿O la gran mentira, una receta serrana inventada y vendida como auténtica? Se me ocurre un plato:

Garbanzos cocidos únicamente con agua, sal, una hoja de laurel y bastante ajo. Se escurren y se vierten en un cuenco resistente al fuego que previamente se ha untado con aceite de oliva. A parte se prepara una bechamel a la cual se añade queso rallado de cabra serrano y curado. Se vierte esta salsa encima de los garbanzos y se espolvorea con pan rallado. Se cortan unas rodajas de chorizo que se colocan encima de todo. Se pone el cuenco al horno caliente y se deja hasta que se dore un poco por arriba.

¡Mi plato serrano preferido: Garbanzos al invierno. Falta la música, moderna, abstracta, en plan de boceto, el emerger y sumergir de fragmentos, fandango, el ritmo de una sevillana, unos compases de rumba alegre, un eco lejana de marchas procesionales, el retumbar de cohetes y el silencio de un arroyo. ¡A la obra!

Maldita sea ¡la batería! Tiene que ser la maricona, es decir la Roland electrónica. Hay que programarla, afinar los sonidos, buscar el timbre adecuado, ordenar las secuencias, y esto significa tener las ideas claras. Tres días son los que me quedan. Sin inspiración me siento, cojo los palillos, me levanto, enciendo el ordenador, lo quiero grabar para probar, otra vez sentado empiezo a tontear con el cacharro, lo reescucho, me gusta, son tres minutos y cincuenta y tres segundos, nada serrano, no es lo que pensé, pero me gusta. ¡Qué locura! Ahora tengo el fragmento musical, pero ¿la receta, qué? Otro atolladero ¿Qué se come en 3’53” y se compagina con esta mezcla de sonidos raros? Un aperitivo cierto que no, la gente charla, se entretiene, no presta atención a la música. Un plato normal, tampoco, lo prohíbe la duración, ni la comida basura se engulle en este lapso de tiempo. ¿Entonces qué?

¡Eureka! un postre puede ser la salvación, el personal ya cansado se ocupa con disfrutar de la última ocurrencia del chef. Para acelerar el evento, siguen rigiendo los 3’53”, se incorpora algo de helado y rociándolo con una salsa caliente se pisa el acelerador aún más ¡Hay que terminar antes que se derrita todo! Una mezcla de sabores como en la partitura, pero que no se molesten mutuamente, un cosquilleo incesante del paladar sin dar tregua hasta la cucharadita final:

Banana Split “Fredie Légèr”

En una cazuela se calienta algo de leche y se derrite chocolate negro (Fondant si es posible). Se mantiene caliente sin que cueza. Se pican unos almendras y se tuestan ligeramente en una sarten. Se aparten. Se pela un plátano por comensal. Se parte en dos longitudinalmente. Se pone un trocito de mantequilla en una sartén y se fríen los plátanos por ambos lados. Se añade una cuchara de mermelada de frambuesa por plátano. Se deja que se derrite. Se rocía con ron y se flambéa. Se colocan las 2 medias de plátano en un plato en forma de ( ) y se rocían con el líquido y se espolvorean con las almendras. En medio se pone una bola de helado de vainilla que se corona con nata montada. Se guarnece todo con la salsa de chocolate caliente. Se sirve y se come escuchando la pieza musical al mismo tiempo.

Buen provecho

Banana

 

La pieza musical se descarga aquí: banana.mp3