LA RAMA

Siempre me gustaba, apoyado el codo derecho en la barra del Pub "ACUARIO", el whisky de turno en la izquierda, observar a la gente. Así fue que me fijé una noche en ese personaje. No sé como se llamaba. Tenía unos treinta y cinco años, algo gordo, gafas, pelo rojizo y rizado; en fin, no era lo que se suele llamar un guapetón. Charlaba con una mujer, más o menos de su edad. Tomando los gestos de las manos y la expresión de los rostros se trataba de una discusión lo bastante seria para no decir filosófica. Parecía una conversación llena de comprensión, de mutuo acuerdo humano, de compaginación emocional y de entendimiento espiritual. Al cabo de una hora salieron del pub, su brazo en la cadera de la mujer. Le vi tres días más tarde en el mismo sitio. La misma escena. Solamente que la mujer era otra. Dos días después de nuevo. La misma escena. Otra mujer. Y así durante todo el mes de abril. Todas sus mujeres eran de treinta para arriba. Además parecían todas casadas, de cierta energía, moviéndose con terminación, quizás un poco exageradas. Mujeres de nivel económico mediano, amas de casa seudo progresistas, aburridas. El asunto empezó a interesarme. Un día logré situarme tan cerca de él, que me fue posible escuchar la conversación, aunque no toda, por lo menos lo bastante para hacerme una idea general. Hablaban de la liberación de las mujeres, de la autorrealización, del sentido de la vida, de la opresión sexista, del derecho a la ternura. Él se puso de su lado, incitándola a declararse y luego manifestándose de acuerdo en todo. Hay que ayudar a las mujeres, hay que luchar contra los machos, existe la felicidad, sólo hay que tomarla. La convenció, que el mejor camino pasó por él, no por su marido, porque el marido está preso de su pasado machista. Ella aceptó, porque "yo soy yo y yo hago lo que a mí me da la gana".

La vi cuatro días más tarde. Estaba triste, depresiva, bebida. Se dirigió hacia mí. "Perdona " me dijo " ¿pero no estuviste hace tres o cuatro días también aquí?". Habiendo yo respondido afirmativamente, prosiguió "¿Y observaste la conversación que yo mantenía con un tío?". Tuve que admitirlo. "¿Y también escuchaste algo?". Me sentí incómodo. Por qué no negarlo o dejar mi vaso y marcharme. No sé, pero el caso era que contesté con un "si" rotundo. Entonces ella empezó a decirme, que ese tío ha sido el último en engañarla, utilizando el truco de la "RAMA" (la Red Andaluza de Mujeres Asistidas), que él prometió a ayudarle, pero que lo único que le interesaba era la cama, que todos los machos somos iguales de asquerosos, que no hay derecho a eso, que, que, que.....

En este momento se despertó algo en mí. Me sentí ofendido. ¿Qué todos los machos seamos así? ¡Qué no! ¡Qué culpa tengo yo! si ella se deja ligar por el método de la RAMA. Empecé a defenderme. "No todos somos iguales. De acuerdo, hay muchos, sí, sí, incluso demasiados que son así. ¡Pero no todos! Esto no puedo admitirlo. Se debe diferenciar." Cogí soltura. Expliqué mi visión del mundo. Insistí en la defensa de lo humano, aceptando lo bueno y lo malo, que son las dos caras de la misma moneda. Evoqué la necesidad de progresar en la comprensión del mundo aprendiendo de los ratos buenos y de los ratos malos. Declaré que cada ser humano es una estrella que en su interior lleva una luz divina encendida, que espera a ser descubierta. Era cómo si una ola de amor cósmico me hubiese inundado. Ya en la calle, el brazo en su hombro, manifesté mi profunda fe en la vida, en los humanos, en el universo, en el sentido secreto, pero maravilloso de la creación. Nos fuimos a mi casa, tomamos algunas copas brindando por el amor universal. Fue una noche inolvidable. Cuando me desperté por la mañana pensé en la fundación PRO DRAMA, o sea “Pro Damnificadas por la Red Andaluza de Mujeres Asistidas”. Con una sonrisa en mis labios cerré mis ojos y dormí todavía buen rato en sus brazos.